domingo, 29 de noviembre de 2015

CONCIERTO SINFÓNICO EN TUXTLA GUTIÉRREZ

Sinfónica de Alientos de la Policía Federal en el Parque Central de Tuxtla Gutiérrez
Sinfónica Alientos de la Policía Federal
Fotos y Texto: Arnold Jarquín

El paso obligado de los tuxtlecos donde convergen las clases sociales, el rico, el obrero, la señora de los esquites, la madre de familia que viene del trabajo, el señor de los chicharrones y el bolero, juntos se convierten en el público de este recinto que se utiliza  para proyectar cualquier expresión político, social y cultural.

Es el parque central de Tuxtla Gutiérrez - aunque apuntalado - sostiene el escenario de la Sinfónica de Alientos de la  Policía Federal que la noche del martes  ofreció un concierto ante el extrañamiento de unos y la admiración de otros.
Son la siete de la noche, Don Augusto se detiene a observar mientras la Orquesta comienza afinar sus instrumentos, el señor se da la vuelta y continúa su vendimia de chicharrines.

En ese mismo lugar se encuentran enfilados los vehículos del orden y con las torretas encendidas que llaman la atención de los transeúntes que se detienen y acercan a tomar la foto del recuerdo con los Federales que esa noche cambiaron las armas por los instrumentos.

Eran la 07:35 horas cuando Francisco Aguillon sube al escenario, saliva los dedos y levanta la batuta que significaba el inicio, al redoble  de los tambores se escucha “La urraca ladrona”  melodía Italiana famosa por la rapidez de sus acordes.
Al frente, el Presidente de Tuxtla Gutiérrez Fernando Castellanos,
a su lado el Director de Seguridad Pública del Estado  Jorge Llaven.

Al frente, el Presidente de Tuxtla Gutiérrez Fernando Castellanos, a su lado el Director de Seguridad Pública del Estado Jorge Luis Llaven, ambos murmullan, pareciera que le estuviese diciendo algo sobre la melodía.

La plaza lucia llena, perfecta para que Don Augusto regresara a terminar sus chicharrines. Después  jala una silla, coloca su canasta en el suelo y se queda a disfrutar de una de las obras musicales más famosas de Chaikovski -El Cascanueces- acompañado del frió que dejaba saber que diciembre esta cerca.

A pesar del frió que se sentía esa noche, el Director de la Orquesta sudaba por la energía y el movimiento de la batuta, al terminar la melodía, mientras limpiaba el sudor de la frente contaba una anécdota de su sobrina de siete años.
El Director de la Orquesta sudaba por la energía y el
movimiento de la batuta.

En el publico una niña de aproximadamente  cinco años se encontraba sentada en la piernas de su madre, enfadada e inquieta, la madre trataba de calmarla mientras el Director Aguillon contaba cuando su sobrina le pidió una canción, que enseguida presento -el soundtrack La historia de Disney , Frozen- canción que sirvió para tranquilizar a esa pequeña que no dejo de cantar desde su lugar.

Una noche importante, este evento demostraba que la música sinfónica  no solo es de los teatros si no que era de todos los que se acercaban.
La variedad del público era notable, las reacciones de cada uno  dejaban ver la emoción en el rostro, un espectáculo  fuera de lo cotidiano que no necesitaban de ser conocedores de la música.

Sesenta minutos de música y  luces, la orquesta se ponía de pie para despedirse del público, público que con aplausos y el ya famoso ¡otra¡ ¡otra! ¡otra!  Que los hiciera regresar y despedirse con un popurrí de John Williams, deleitando con extractos de las bandas sonoras de películas como, Tiburón, E.T. el Extraterrestre, Superman y star wars.

Al finalizar la gente continuaba con su recorrido diario, recorrido, que esa noche los hiciera detener la Sinfónica de Alientos de la Policía Federal, Don Augusto pareciera que se dirige a su casa, su semblante de sorprendido a cambiado por una sonrisa. 
Policías Federales cambiaron las armas por los instrumentos.

Integrantes de la Sinfónica listos para comenzar el concierto.





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